La Cátedra Cuatroochenta de Inteligencia Artificial, Salud y Bienestar de la Universitat Jaume I ha iniciado, este mes de junio, las primeras pruebas de la aplicación tecnológica que ha desarrollado para medir la velocidad de la marcha, el equilibrio o la capacidad de levantarse y sentarse de personas mayores. Se trata de una solución tecnológica que aprovecha el software con cámaras 3D de la startup turolense Kineactiv para monitorizar ejercicios de rehabilitación. El sistema, implementado por el equipo de la Cátedra, tiene como objetivo detectar a través de tres ejercicios físicos, si una persona tiene signos de fragilidad, que es como se conoce al estado previo a la dependencia o la discapacidad.
Caminar en línea recta, colocar los pies en equilibrio y levantarse y sentarse en una silla hasta cinco veces sin ayuda de las manos. Estos son los tres ejercicios que deben realizar las personas mayores delante de la cámara 3D. El funcionamiento es similar al videojuego de la Wii Fit, que se popularizó hace más de una década. Gracias a la inteligencia artificial, la pantalla recoge esos movimientos y puede detectar, entre otras cosas, la velocidad de la marcha. Si es reducida o disminuye indica deterioro cognitivo y, por tanto, pone en alerta ante los primeros signos de fragilidad.
Capaz de reconocer hasta 25 articulaciones del cuerpo humano en tiempo real
Además de los ejercicios físicos ante la cámara, para la evaluación completa, las personas mayores deben realizar un test psicológico y aportar información sobre el peso y la edad y hacer una prueba de fuerza del agarre. En esta última, con un dinamómetro, se consigue medir la capacidad de sostener y apretar un objeto, que puede ser otro signo clave para detectar la fragilidad.
App para hacer un seguimiento de los pacientes y completar el diagnóstico
Esta solución tecnológica ha sido desarrollada, en el marco de la Cátedra, por dos estudiantes de ingeniería informática de la Universitat Jaume I para el trabajo final de grado. Uno de estos alumnos, Miguel Pardo, se ha encargado de adaptar el software con cámara 3D a los tres ejercicios necesarios para detectar síntomas de fragilidad. Hasta ahora estas pruebas se hacían con la supervisión de fisioterapeutas y geriatras y la recogida de datos se hacía totalmente manual. “Nuestro objetivo”, dice Pardo, “es digitalizar todo este proceso para que se pueda monitorizar a las personas y detectar cuanto antes cualquier indicio”. El otro alumno, Arturo Gascó, ha desarrollado una app móvil que, además de permitir iniciar sesión en la pantalla, “posibilita hacer un seguimiento de la evolución de los pacientes”. A través de la app, también se puede aportar más información de la persona con datos sociales y cognitivos, para también tenerlos en cuenta en el diagnóstico de la fragilidad.
«Nuestro objetivo es que el sistema acabe recogiendo electrónicamente todos estos datos y que, en caso de detectar una anomalía, los derive a los profesionales de la salud para que hagan un diagnóstico».
El equipo de la Cátedra Cuatroochenta quiere seguir haciendo pruebas con esta tecnología en otros centros de mayores de Castellón y mejorar las prestaciones del sistema, para que sea lo más usable y accesible posible a las personas mayores. Ahora la aplicación incluye indicaciones por voz y, en un futuro, se prevé que sea una pantalla táctil para facilitar el manejo a las personas usuarias. En definitiva, busca poner todas las facilidades par que pueda digitalizarse la detección precoz de la dependencia.