El teclado fue un componente esencial en los primeros días de la informática, especialmente en la década de los 80 con la aparición de los primeros ordenadores domésticos. MS-DOS, uno de los sistemas operativos con mayor impacto, requería de su uso para ingresar comandos de texto e interactuar así con la computadora y ejecutar programas. Fue protagonista exclusivo de la comunicación con las máquinas hasta la llegada del ratón. Aunque a principios de los 80 aparecía Lisa, el primer ordenador de Apple con mouse, no fue hasta la década de los 90 que su uso se popularizó, sobre todo por el lanzamiento de Windows 3.0. Su interfaz gráfica, con un programa de ventanas, fue diseñada para ser utilizada con un ratón en lugar de comandos de texto.
«A medida que las interfaces gráficas de usuario se estandarizaron en la industria, el uso del ratón se convirtió en una pieza clave para interactuar con las máquinas relegando el uso del teclado»
La informática continuó evolucionando con las siguientes versiones de Windows y Mac con interfaces visuales que nos permitían interactuar con las aplicaciones y menús haciendo clic a través del ratón. Con la llegada y popularización de internet, el ratón continuó monopolizando la interacción con las máquinas. Así la usabilidad de la era digital hizo que interiorizáramos que, para navegar y trabajar con sistemas cada vez más complejos, fueran necesarios los clics y todo un conjunto de elementos gráficos.
Pero la revolución del procesamiento del lenguaje natural (PNL), impulsada por grandes modelos lingüísticos (LLMs) como Chat GPT, Bard o Dall-e, está abriendo un nuevo paradigma en la manera en que nos comunicamos con los dispositivos. Este tipo de tecnologías, basadas en sistemas de aprendizaje automático de inteligencia artificial, son capaces de comprender y generar lenguaje como lo harían las personas. Y es, precisamente esta habilidad, la que ha permitido que recuperemos el lenguaje natural para ejecutar acciones o funciones con las que el ratón es limitado.
«En la evolución de la informática el gran olvidado es el teclado. El gran vencedor ha sido el ratón porque no nos entendíamos con las máquinas, pero esto ha cambiado y ahora las máquinas nos entienden mejor que nosotros mismos por la gran cantidad de datos con los que están aprendiendo»
Hablar con las máquinas a través del lenguaje natural
¿Adiós al clic y la interfaz gráfica?
Actualmente, con la explosión de la inteligencia artificial, existen múltiples sistemas que son capaces de generar páginas web, imágenes, código, audio o texto simplemente a partir de un mensaje de texto. Aunque hoy por hoy desconocemos hasta dónde podrán llegar estas herramientas, lo cierto es que el lenguaje está comiendo terreno progresivamente a la interfaz gráfica y lo veremos en todo tipo de soluciones y sectores, desde el ERP al CRM o la ofimática.
La puerta de acceso a las aplicaciones y sistemas se parecerá cada vez más a la barra de Google con la que hemos entrado a internet durante los últimos años. Tal y como expliqué en la última edición del NoCodeFest, el teclado o la voz volverán a aparecer en el centro de nuestro día a día. A través de un mensaje, le pediremos al ordenador que suba el volumen, que nos haga un informe por línea de negocio o le preguntaremos sobre un producto concreto. Es por este motivo, por ejemplo, que en Cuatroochenta hemos empezado a crear documentación de productos y servicios para que la entiendan las máquinas, porque al final, las personas usuarias les van a preguntar a ellas.
«El lenguaje natural es un nuevo canal de venta o interacción y puede cambiar la manera de operar en los negocios. Va a ser más rompedor que la web o el móvil»
Ante este panorama y por mi experiencia como cofundador y consejero delegado de Cuatroochenta, recomiendo a las empresas que se preparen, conozcan, prueben y empiecen a integrar este tipo de tecnologías en su actividad. Las página web de las tiendas online o las apps móviles han comenzado a incorporar el lenguaje, más allá de los chatbots tradicionales, para facilitar la experiencia de usuario y ofrecer la mejor respuesta posible.
¿Cómo puede ayudarte el procesamiento del lenguaje a tu negocio?
Sustituir o complementar la programación tradicional. El 60% de los desarrolladores ya utilizan alguna herramienta de IA en su trabajo. FlutterFlow AI Gen, por ejemplo, permite crear pantallas de aplicaciones a partir de lenguaje natural en lugar de código. Y GitHub Copilot se ha convertido en un asistente para revisar el código como si fuera un programador o programadora más. Vemos como el low code y los LLMs se han abrazado para desarrollar soluciones de forma eficiente.
Generar automatismos. Existen plataformas que pueden conectar diferentes aplicaciones creando un flujo de trabajo automático. Otros sistemas son capaces de crear un chatbot sin una línea de código que es capaz de contestar sobre el contenido de una página web.
Diseño gráfico. Microsoft Designer o PhotoShop son otros ejemplos de cómo a través de prompts podemos obtener creatividades para utilizarlas o personalizarlas en redes sociales, presentaciones o páginas web.
Ofimática. A través de un mensaje existen soluciones que generan una presentación o redactan un correo electrónico o un reporte desde cero.
Asistencia interactiva. En la misma línea de automatizar procesos, existen asistentes que, a través de la inteligencia artificial, permiten reducir drásticamente el tiempo dedicado a tareas administrativas y comerciales. Es, por ejemplo, lo que ofrece la suite de aplicaciones de Dynamics 365 de Microsoft ha integrado el asistente de IA Copilot para aplicarla en los CRM y los ERP.
Interpretación de datos. Para entender bien las bases de datos, los negocios necesitan personas expertas. Actualmente, y de nuevo a través de un prompt, podemos generar un informe de ventas anual, comparándolo con el año anterior, por países y departamentos, y haciendo una correlación por diferentes parámetros.
«La inteligencia artificial ha dejado de ser un nicho de una parte de las empresas. Ahora es mainstream porque la utilizan todas o casi todas las personas empleadas de una compañía. El gran impacto llegará cuando no nos demos cuenta de que la estamos utilizando»