Hace ya un par de años que salieron al mercado los primeros móviles con tecnología 5G, la mayoría de alta gama, con la esperanza de aprovechar el despliegue de la quinta generación de redes móviles, que promete un incremento de la velocidad teórica de descarga de al menos 20 Gbps, una latencia alrededor de 1 ms y una densidad de dispositivos conectados de hasta un millón por Km2.
El despliegue mundial de la 5G
Nivel de desarrollo de la tecnología 5G en el mundo, junio 2021
Lanzamiento comercial de redes 5G
Despliegue de la tecnología 5G
Inversión en 5G
Fuente: Statista
El mapa anterior ofrece una imagen global del despliegue mundial de la 5G, sin embargo, si queremos conocer de forma más exacta la cobertura y la velocidad de la red móvil 2G, 3G, 4G y 5G, por país y por compañía podemos encontrarlo fácilmente en este enlace. Al hacerlo veremos grandes diferencias, en la cobertura pues mientras países como China o Corea del Sur, en Asia, Colombia o República Dominicana en LATAM, concentran el despliegue en las zonas industriales o densamente pobladas, en Europa se cubre prácticamente la totalidad del territorio, sin embargo y según el Observatorio Nacional 5G:
«En China hay 820.000 estaciones base 5G ya instaladas y en Corea del Sur otras 360.000, de un total de 1,2 millones en todo el mundo, según calcula Huawei; en el resto del mundo se han instalado sólo 20.000 estaciones base 5G, el 2% del total»
Los grandes sectores beneficiarios del 5G
Se espera que el 5G beneficie a todos los sectores económicos, aunque con crecimientos diferentes según la capacidad para incorporar casos de uso con 5G. En total, como se observa en el gráfico inferior, el crecimiento será de unos 700.000 millones de dólares a lo largo de toda esta década, entre 2020 y 2030. Servicios con un 40% y producción con un 39% serán los sectores con mayor crecimiento, seguidos por la gestión de las “utilities” transporte, construcción minería y agricultura con otro 9%, tecnologías de la información y la comunicación (TIC) con un 8% y el sector retail con un 3%.
En España, desde 2015 se han lanzado convocatorias públicas, impulsadas por el Ministerio de Economía y Empresa, para promover el desarrollo de proyectos piloto de tecnología 5G, dentro del Plan Nacional 5G y en el Plan Nacional de Territorios Inteligentes.
Se trata de apoyar los despliegues de las primeras redes 5G, experimentar con las técnicas de gestión de red que permite la tecnología 5G y desarrollar casos de uso en los que se busca acreditar las tres grandes mejoras aportadas por el 5G: banda ancha móvil de muy alta velocidad y capacidad, comunicaciones ultra fiables y de baja latencia y comunicaciones masivas máquina a máquina.
El Observatorio Nacional 5G de España ha lanzado un interesante informe titulado 5G: la transformación de sectores clave, en el que da respuesta a cómo la tecnología 5G impacta en sectores clave como la salud, movilidad, utilities, agricultura y turismo.
El 5G-PPP ha identificado una serie de verticales para los que ha definido una serie de casos de uso. Cada uno de estos casos de uso tiene unas necesidades específicas en términos de velocidad de transmisión, movilidad, latencia, densidad, fiabilidad, posicionamiento y cobertura, como puede verse en la siguiente tabla:
Fuente: ON5G
Movilidad, automoción y transporte público. Hacia el Facility Management.
En el sector de la automoción, como apunta el informe del ON5G: “el uso de la tecnología 5G en automoción está avanzando en cuanto a desarrollo de soluciones y funciones” (...) y “la introducción de 5G en automoción dependerá del despliegue por parte de las operadoras de telecomunicación y los responsables gubernamentales de las infraestructuras de tráfico”. (…) “La visión de un vehículo altamente integrado con un enfoque de red móvil a V2X [que implica las comunicaciones del vehículo con otros vehículos, con las infraestructuras de la carretera o con las redes de comunicaciones] requiere claramente un despliegue generalizado y coordinado de infraestructura de red móvil que proporcione una fuerte cobertura en las carreteras para apoyar el modo de comunicaciones V2X de área amplia junto con el modo directo de corto alcance para los servicios críticos de seguridad vial entre los vehículos y con la infraestructura vial”, por ejemplo el uso de bandas de frecuencia específicas como la ITS (Intelligent Transport System) [5.9 GHz] y canales especialmente reservados para la seguridad se tornan imprescindibles para que lo anterior sea una realidad
SmartCities
En Valencia, se ha puesto en marcha el proyecto AUDERE, financiado por la Agència Valenciana de I’Innovació, en el que varias empresas diseñarán y desarrollarán el primer sistema inteligente que integra la recogida y clasificación de residuos sólidos urbanos (RSU) con un servicio de logística de último kilómetro, utilizando robots autónomos y conectividad 5G. Este tipo de proyectos pueden ir más allá y convertirse en plataformas de gestión de servicios desde la que, por ejemplo, se informe a las personas usuarias de la distancia y nivel de llenado de los contenedores integrando a todos los interesados en el mismo ecosistema.
Salud – Monitorización Sanitaria
Otros retos del 5G: Seguridad y Bulos
Si el 4G fue la tecnología que conectó las personas entre ellas, el 5G está llamado a ser la tecnología que conecte las personas con los dispositivos. En este sentido si queremos ofrecer servicios fiables debemos atender a la seguridad, es decir, a la protección de la red frente a amenazas, además de la integridad y la garantía de la privacidad de los datos que transporta.
Entre los principales desafíos técnicos para la seguridad en las redes 5G, un interesante artículo del Real Instituto El Cano cita los siguientes:
Los bulos en torno a la tecnología 5G lamentablemente han proliferado sin ningún fundamento científico. La coincidencia en el tiempo de la pandemia COVID-19 y el despliegue de las redes 5G ha llevado a arrojar argumentaciones acerca del supuesto riesgo de las radiaciones electromagnéticas de las redes 5G para la salud humana. Estas afirmaciones han sido completamente desmontadas desde las instituciones científicas.
Todas las redes de telefonía producen campos electromagnéticos (CEM) de radiofrecuencias que se utilizan para transmitir la información. Para todas las frecuencias de radio (0 a 300 GHz) se fijan, a nivel internacional, umbrales máximos para evitar cualquier efecto nocivo sobre la salud. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), afirma que “no hay indicios de un mayor riesgo para la salud cuando se exponen a campos electromagnéticos por debajo de los niveles especificados por organismos internacionales” y señala a dos de la principales organizaciones que han publicado directivas sobre la exposición a las radiofrecuencias:
- El Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos (IEEE)
- La Comisión Internacional de Protección contra la Radiación no Iónica (ICNIRP) (Sus recomendaciones han sido ampliamente adoptadas en todo el mundo, incluida la Unión Europea, a través de su Recomendación 1999/519/EC y están respaldadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS)).
En España, estos límites se adoptaron a través del Real Decreto 1066/2001 según el Comité Asesor en radiofrecuencia y salud (CARS) en una publicación (de lectura muy recomendable), que además de centrar el tema ofrece una amplia selección de investigaciones que reafirman la plena seguridad de las distintas frecuencias generadas en redes 3G, 4G y 5G.
Pese a ello, siguen surgiendo bulos relacionados con el 5G y la aparición del cáncer, la COVID-19, el control a la población, etc. como los que recoge este artículo. Bulos que el mencionado CCARS ayuda a desmentir con varias herramientas y estudios desde su página web a los que se suman otros portales como el EMF de la Universidad RWTH Aachen, que resume sistemáticamente datos para su conocimiento a partir de investigaciones científicas sobre los efectos de los campos electromagnéticos.
Por tanto podemos estar seguros de que la tecnología 5G más que una amenaza significa una oportunidad para generar aplicaciones al servicio de las personas, los proyectos descritos son un claro ejemplo de ello.