Algo está cambiando en la forma de pago. Prácticamente todos nosotros estamos ya acostumbrados a responder al pasar por caja a la pregunta:
Pues sí, sí la hay y también está en la palma de tu mano, en esa prótesis inseparable que se llama móvil.
Las apps de última generación están implementando funcionalidades para poder realizar el pago de los servicios o productos que consumimos o adquirimos, directamente desde nuestro teléfono. Además, nos aportan la posibilidad de acceder a otros “servicios” complementarios como podrían ser el uso de vales descuento o la posibilidad de recibir información adicional personalizada. ¿Es cómodo o no es cómodo?
¿Cómo lo conseguimos?
Fue en el año 2004 cuando la fundación del Foro NFC (NFC Forum), formado por Nokia, Philips y Sony, puso las bases de uno de los estándares de comunicación que, a día de hoy, se ha convertido en deseado para la implementación de aplicaciones de pago vía smartphone. Como base del funcionamiento del NFC (Near Field Communication) o tecnología inalámbrica de corto alcance que, has adivinado bien, es el estándar al que nos referíamos, está la generación de un campo magnético que permite la transferencia de datos (envío y recepción simultánea) entre dispositivos, con una velocidad de hasta 463Kbit/s.
Esa capacidad de transmisión “instantánea” de datos es la que lo hace muy interesante para su utilización en el pago de determinados servicios. Bueno, esa y el hecho de que, a diferencia del Bluetooth, no haga falta emparejar los dispositivos que van a comunicarse. Además, el rango máximo de alcance es de solo 20 cm. lo que lo hace idóneo para minimizar las brechas de seguridad, pues con ese rango de conectividad es muy difícil que haya otro dispositivo que intercepte los datos, aunque no es imposible, pues NFC funciona por radiofrecuencia en la banda de los 13.56 MHz, así que hay que tener en cuenta que irá complementado con el uso de sistemas seguros en las transacciones, como el SSL.
Esta tecnología está detrás, por ejemplo, de la última aplicación que Cuatroochenta ha desarrollado para Consum. Gracias a ella, el usuario puede canjear fácilmente sus cheque-regalo, descuentos extras y vales de compra con tan solo acercar el móvil al datáfono (además de otras funcionalidades que facilitan la vida a clientes y empleados, pero que no necesitan de esta tecnología para su funcionamiento ni implementación).
Sin embargo, depende de la funcionalidad que queramos implementar y bajo qué tecnología, no siempre es suficiente con disponer del chip NFC.
Por ejemplo, en el caso de teléfonos iPhone solo podemos utilizar el chip NFC mediante Apple Pay, la plataforma de pagos de Apple que garantiza la seguridad de las transacciones que se realizan desde sus dispositivos y que, sobre todo, garantiza que Apple cobra una comisión por cada transacción hecha mediante su sistema de pago. De este modo debe existir acuerdo entre la organización que pone a disposición de sus usuarios o clientes la aplicación para el pago y la entidad bancaria con la que va a operar.
En cualquier caso, existen otras alternativas al uso de NFC (+ApplePay) con las que Cuatroochenta está también familiarizada. Un claro ejemplo es Moviltik, la aplicación creada para Vectalia-Pavapark mediante la cual un usuario puede pagar en la zona azul o en parkings (gestionados mediante este sistema) directamente desde el móvil. Más allá de la comodidad del sistema de pago-cobro y de que el usuario evite hacer predicciones del tiempo de sus gestiones, la molesta calderilla, la falta de cambio, etc. están por ejemplo los beneficios de este sistema para personas con movilidad reducida, que les evita tener que desplazarse para añadir crédito al parquímetro.
En este caso, la tecnología que garantiza la seguridad de la información en las transacciones de tarjetas de pago y protege los datos de las tarjetas de crédito es la del sistema PCI DDS (Estándar de Seguridad de Datos para la Industria de Tarjeta de Pago).
Si vendes un producto o un servicio recuerda que no siempre el usuario tiene a su alcance la última tecnología, pero debemos ser conscientes que no podemos permitirnos que el usuario vaya por delante de nosotros en tecnología. Si es así puede ser que dejemos de resultarle atractivos en la medida que haya evolucionado más que nosotros e incluso que haya encontrado alternativas que le resultan más cómodas.