¿Y cómo gano dinero o monetizo mi aplicación móvil? Es una pregunta recurrente que nos plantean nuestros clientes y, aunque la primera respuesta es el clásico que ya conoces (efectivamente: “depende”), la experiencia en el desarrollo de apps en Cuatroochenta y las publicaciones a través de 480interactive nos han llevado a elaborar la siguiente lista de posibles respuestas. Siempre abiertas y en evolución: el mercado de las apps es muy duro y tiene mucha competencia, así que hay que agudizar el ingenio. Lo más importante es plantearse esta cuestión a tiempo, cuando se está conceptualizando la app, y teniendo muy un cuenta sus características, no imponiendo un modelo con calzador.
Antes de entrar en materia, conviene tener en cuenta algunos aspectos generales. Para empezar, algo que todos estamos viendo y que confirman estudios fiables como el último de Flurry: el uso de apps móviles está creciendo de forma exponencial, concretamente, un 115% en 2013 con respecto al año anterior, liderado por las aplicaciones sociales y de mensajería (+203%) y las de productividad (149%).
En cifras absolutas, diariamente se descargan 30 millones de aplicaciones móviles en el mundo y, de media en España según The App Date, cada usuario lleva alrededor de 39 apps en su móvil. En contraste, un informe de Gartner revela que en los 5 próximos años menos de un 1% de todas las apps móviles serán rentables. Es decir, hay una cantidad creciente de aplicaciones, pero eso no significa que sean rentables; de hecho la mayoría se crean sin la intención de monetizarlas.
Objetivo y público
Antes de elegir un modelo para rentabilizar nuestra app hemos de plantearnos dos preguntas: ¿Cuál es el auténtico objetivo de nuestra app? y ¿A qué público va dirigida? Dependiendo de las características del servicio o producto que vaya a ofrecer, de nuestra propuesta de valor y su diferenciación frente a la competencia nos podremos decantar por una estrategia u otra. Y, sobre todo, teniendo en cuenta los costes reales para que la ecuación esté bien planteada desde el principio: desarrollar una app de calidad, además del coste de desarrollo y lanzamiento, comporta un mantenimiento para que esté actualizada a nivel de programación, contenidos y además, tanto Google como Apple, se quedan el 30% de comisión en las transacciones.
Google y Apple se quedan el 30% de comisión en las transacciones
Modelos de negocio
Una app es un elemento vivo, no es publicarla y listo; es muy importante elaborar un plan de negocio que incluya un exhaustivo análisis de costes de mantenimiento y de escalabilidad. Por esa razón, sobre el papel son preferibles los modelos que prevean cierta recurrencia de ingresos que los que se limitan a un ingreso por descarga de app, también cuando se trata de una aplicación de gran éxito (incluso todavía más en ese caso). Por explicarlo con un ejemplo: una app cuesta 30.000 € de desarrollo y tiene un coste de mantenimiento de 2.000 €/mes; si se vende a 1 € y se consiguen 100.000 usuarios puede parecer que se ha hecho un buen negocio (70.000 € de beneficio con respecto a la inversión inicial), pero si toca su techo de público y se estancan las descargas, en tan solo 35 meses empezará a generar pérdidas. No sería la primera vez que ocurre.
Por último, una premisa general: hay 10 probabilidades más de que una app se descargue en los primeros días si es gratuita que de pago, lo que es vital en su posicionamiento y en su visibilidad en los rankings. No es nada sencillo crear una app exitosa y mucho menos que se mantenga arriba, pero lo bueno es que se trata de una receta que está ahora mismo en ebullición, por lo que hay tantas maneras de cocinarla como podamos imaginar. Aquí algunas ideas:
Freemium: app gratuita con apartados o funciones de pago
Es uno de los modelos que más crece, a un ritmo del 50%, y que desarrollan más de un cuarta parte de los desarrolladores de todo el mundo según la encuesta anual de VisionMobile (cuyo gráfico puedes ver arriba). Se utiliza en muchos servicios y productos de internet, con la filosofía de poner la miel en los labios: la app se puede descargar gratis pero alguno de sus contenidos, funciones o actualizaciones son de pago. También puede tener forma de app previa gratuita(puede que con publicidad), un señuelo que funcione como demo para visibilizar el producto al que sucede una de pago con más contenidos o sin publicidad.
Otra de las opciones es la app gratuita de prueba, es decir, el lanzamiento de una versión gratuita de la app durante un tiempo limitado para conseguir, una vez superado ese tiempo, descargas de la versión de pago.
La estrategia consiste en ofrecer un servicio de calidad al que se habitúe el usuario para -después o en paralelo- ofrecer una opción premium a un precio razonable, de manera que ya sepa realmente por lo que está pagando e incluso lo vea con buenos ojos. Hay que tener en cuenta que en el mundo app, precisamente por el gran volumen de oferta, el usuario siempre busca una alternativa gratuita a una herramienta de pago, de manera que es clave no bloquear la puerta de entrada.
Venta in-app
Trasladar el comercio electrónico que ya conocemos de internet al interior de una aplicación. La fórmula de venta in-app, que también se conoce como IAP (in-app-purchase), es la que permite adquirir determinados productos o servicios dentro de la app una vez descargada de forma gratuita. Sigue la misma mecánica que cuando te descargas una app de pago, a través de la ID de Apple para iOS o la cuenta de Google Play para Android y la contraseña correspondiente. Ambas plataformas igualmente se quedan con la citada comisión del 30%.
Es la fórmula que genera más ingresos de media por aplicación en estos momentos y la más popular en iOS, con un 37% de los desarrolladores utilizándola, según la encuesta de VisionMobile. Según el estudio de Gartner, se estima que en 2017 el 48% del total ingresado por las apps en el mundo tendrá como origen esos micropagos dentro de las aplicaciones, frente al 17% que supuso en 2013; un número que sigue creciendo.
Muchos juegos, que son los que suelen marcar tendencia, siguen esa estrategia: te los descargas gratuitamente y después te veden mejoras para nuevos niveles que se pueden adquirir con dinero virtual (rosquillas en Springfield, por ejemplo) que se consigue ganando partidas o con dinero real. Y son los juegos los que copan los rankings de apps con más ingresos tanto en App Store como en Google Play.
Intimind, app desarrollada por Cuatroochenta, ofrece IAP.
Suscripción
Esa compra in-app dentro de una aplicación que el usuario ha descargado gratuitamente puede ser puntual (cerrada) o puede ser un pago recurrente en forma de suscripción para optar, por ejemplo, a actualizaciones de forma continuada. Un ejemplo claro son los quioscos virtuales con la versión digital de medios de comunicación, cuya aplicación es de descarga libre pero se requiere la subscripción a los medios para poderlos consultar, como es el caso de 480interactive en su opción Mutliple Issue App.
Marketing de afiliación
Tu app se ofrece como escaparate a otras empresas para vender sus productos y cobras un porcentaje de la venta. Sencillamente, se trata de aplicar el modelo de filiación ya extendido en portales web, como los buscadores de vuelos, al territorio de las aplicaciones para móviles y tablets. También se puede encontrar en forma de guía o directorio, en un apartado específico de la app en la que los servicios o empresas paguen una cuota por aparecer, fija o variable en función de las visitas. La clave está en que los contenidos de la app y las marcas estén alineados para que compartan público objetivo. Un ejemplo muy bueno es la app surcoreana de mensajería instantánea Kakao Talk, que con más de 100 millones de descargas dispone de una sala de juegosde pago a los que cobra el 21% de las ventas.
Banner con publicidad
Es el más utilizado ahora mismo. Continuamos partiendo de apps de descarga gratuita, pero en este caso los ingresos vendrán mediante la inserción de banners publicitarios enlazados a otras apps o webs. De hecho, sólo es aconsejable hacerlo en aplicaciones gratuitas, ya que la publicidad sería invasiva y contraproducente en una app de pago. Como en la publicidad web, se puede ofrecer con tarifas proporcionales al número de impactos (número de veces que se visualiza el banner en mi app) y a los clics (número de usuarios que han visitado el enlace del anunciante) o con tarifas planas por determinado periodo de tiempo, dependiendo del volumen de visitas que tenga la app. La gestión de esa publicidad puede ser de forma directa o a través de las plataformas adservers, como las propias de Apple y Google, iAd y AdMob respectivamente, entre otras muchas que se están implantando. Y los formatos varían entre la imagen fija, animada, vídeos e incluso juegos, que pueden aparecer a pantalla completa al entrar en la app (también en una determinada sección) o en la parte inferior, de forma estática o emergente.
También existen otras formas de rentabilizar una app a través de la publicidad, como la comercialización de las notificaciones push para anunciar o vender un producto o servicio externo.
Los medios de comunicación suelen emplear esta fórmula de rentabilizar su tráfico en las versiones app para móviles y tablets y, de hecho, es una de sus pocas fuentes de ingresos que están experimentando una tendencia ascendente. Según el Estudio de inversión en publicidad digital de IAB Spain, la inversión publicitaria en dispositivos móviles creció un 47% en España en 2013 con respecto al año anterior y la previsión es que siga creciendo por encima del 40% en 2014, con el vídeo como gran protagonista.
App gratuita patrocinada (sponsorship)
La aplicación que has ideado (o está ya en funcionamiento) le viene como anillo al dedo a una marca o a una determinada campaña de publicidad, ya sea por su funcionalidad o porque apunta a un público muy específico que coincide con su target. Puede que esa marca acceda a financiar su desarrollo para abanderar su lanzamiento en exclusiva o puede que le interese un patrocinio completo, hacer suya la app. Estaríamos hablando, pues, de una aplicación creada prácticamente ad hoc pensando en una marca o con un posicionamiento tan bueno y específico al que solamente hiciera falta ponerle el lazo. Un patrocinio de esas características, obviamente, podría condicionar incluso el nombre y la imagen de la app y, además, probablemente cerraría las puertas a otras vías de ingresos.
Gestión de Big Data y fidelización
Seguimos con apps de descarga gratuita, pero entramos en el terreno de los intangibles para sacarle rentabilidad. Una aplicación puede ser una excelente herramienta para conocer mejor a tu público, sus hábitos y preferencias. El pacto tácito –por descontado, siempre dentro de la legalidad y sin invadir la privacidad- es que, a cambio de ofrecer un servicio o una funcionalidad gratuita en una app, el usuario deja que lo conozcas mejor. Un intercambio en el que la empresa en cuestión puede obtener información muy relevante para adaptar mejor sus productos o servicios al público objetivo, para orientar bien una campaña puntual, etc. La gestión de datos puede venir de una app impulsada directamente o de terceros, ya que a mayor volumen de usuarios, obviamente, más importancia adquiere esa información. Son los casos más sonados, y al mismo tiempo más excepcionales, pero si logras que tu app sea utilizada por millones de usuarios, seguramente le aparecerán muchas novias, sobre todo, por esta razón.
Dentro de la gestión de marca, también hay una forma muy clara de rentabilizar la aplicación para empresas ya consolidadas al margen del mundo app: mejorar la fidelización de sus clientes y expandirse por otros canales. Dentro de este apartado, estarían las cadenas de ropa que permiten comprar prendas a través de sus apps o los bancos que ofrecen en sus apps mayores presentaciones de operativa online.
App de pago
Es el modelo de negocio convencional, de toda la vida: pongo a la venta un producto o servicio en forma de app y cobro directamente por él. Como explicábamos anteriormente, las tiendas de Apple y Google aplicarán su comisión de ventas y nos liquidarán periódicamente nuestra parte de los ingresos por descargas. En App Store las escalas de precios por app ya están prefijadas: gratuita, 0,99, 1,99, 2,99, 3,99 o 4,99 euros… y ¡hasta 899,99 €! (en serio); y en Google Play, tú decides a partir de 0,50 € (en ambos casos, precios en España; en EE. UU. la app VIP Black se mantiene en el top de las más caras, a 999,99$). Teniendo en cuenta la vasta y creciente oferta de apps, solo se aconseja este modelo cuando se tiene una marca o servicio perfectamente consolidado, ya que como hemos apuntado anteriormente, por norma general, las probabilidades de que alguien esté dispuesto a pagar por una app son reducidas. Además, como ya hemos explicado también, es clave tener en cuenta los costes de mantenimiento y la escalabilidad.