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Transformación digital

Desde la gestión eficiente de la energía, el agua y los residuos hasta la movilidad o el turismo; en el centro, la inteligencia colectiva de la ciudadanía. Es un objetivo de la ONU y una reivindicación de la calle: las ciudades han de ser sostenibles. Y la tecnología, un elemento decisivo para conseguirlo.

Como afirma Carmen Sánchez-Miranda, directora de ONU-Hábitat en España, "Las ciudades son el hilo invisible que une todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible", fijados por la asamblea general de la ONU para 2030, si bien tienen su apartado propio (objetivo 11). Carmen centra las cuestiones clave en materia de smart city: “Cuando hablamos de innovación, también nos referimos a mejorar el acceso a servicios públicos urbanos, a nuevas prácticas que hagan la transformación digital más inclusiva o a cuestiones como la generación de energía renovable en las ciudades”. Y es que, como indica Carlos Ratti, las ciudades son el 2% de la superficie terrestre, el 50% de la población mundial, el 75% del consumo de energía y el 80% de las emisiones.

"Las ciudades son el hilo invisible que une todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible"
Carmen Sánchez-Miranda (directora de ONU-Hábitat en España)

La ciudadanía empoderada

Como ya explicamos, la smart city puede servir para empoderar a la ciudadanía. Tal vez por ello, cada vez cobran más fuerza propuestas como CoLab.Upm, una iniciativa entre el Centro de Inteligencia Colectiva del MIT y el Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid (ItdUPM), que busca aprovechar la llamada inteligencia colectiva para abordar el reto del cambio climático desde la interdisciplinariedad, en la que colaboran instituciones públicas y privadas. Basta hacer un seguimiento del proyecto, ya en marcha, para ver el potencial de la misma.

Datos para el tratamiento de residuos urbanos

Muy por encima del incremento de habitantes en las ciudades, se encuentra el considerable aumento de los residuos que se estima que sea, según el Banco Mundial, de un 70% hasta 2050, lo que equivale a pasar de los 2.000 millones de toneladas actuales a los 3.400, generadas por los países desarrollados pero sobre todo por los países en vías de desarrollo.

En el mundo se generan anualmente 2010 millones de toneladas de deshechos municipales sólidos.

Si no se toman medidas urgentes, en 2050 los desechos a nivel mundial aumentarán un 70%, es decir, 3400 millones de toneladas

Fuente: Banco Mundial (2018)

Generación de desechos a nivel regional (anualmente)

El residuo ya no termina en el vertedero, sino en el dato, que nos va a ayudar a hacer todo el proceso de tratamiento más eficiente, desde que sale de nuestra casa hasta que llega al bit.

La tecnología, a partir de una adecuada selección por parte de quien genera el residuo, nos permite a través de la sensorización y la monitorización de la actividad, ser más eficaces en el tratamiento. Además de la gestión de la flota de vehículos de recogida y limpieza, podemos ver en tiempo real, el peso por contenedores, una aproximación a su volumen de carga a través de ultrasonidos y cruzarlo estos datos con otras variables de contexto como la densidad de población, para estimar su capacidad de llenado en el tiempo o con la temperatura para adelantar situaciones de insalubridad, por citar solo algunas de los cientos de variables que podemos cruzar. O herramientas de gestión eficiente de ecoparques como CheckingPlan.

Herramientas de gestión directa de procesos para mejorar la eficiencia de la recogida de residuos o de ecoparques como CheckingPlan y otras de procesamiento de datos a través de machine learning o soluciones como ELK Stack, que permiten obtener previsiones o modelos para el enrutamiento de vehículos de limpieza o recogida, planificar plantillas e infraestructuras, etc. En definitiva, para ser más eficaces en la gestión de los residuos que crecen año a año.

Alumbrado cuando hay que iluminar

Prácticamente ya ha desaparecido la tecnología de vapor de sodio (VSAP) de la mayoría de nuestras calles o está en camino, en beneficio de la tecnología LED (Light-Emitting Diode). La razón es obvia: una vida útil incrementada en un 200% respecto de la tecnología anterior con un 20% menos de consumo, y una adaptabilidad que mejora incluso la estética. Pero esto no es todo. Gracias a la telegestión del alumbrado podemos mejorar la eficiencia de cada luminaria individualmente o de forma conjunta, aprovechando la red eléctrica para convertirla, por medio de la tecnología Power Line Communication (PLC), que ya se está usando incluso en hogares, en una línea digital de alta velocidad para la transmisión de datos.

Otra forma de conseguir esta conectividad con la central de gestión es mediante radiofrecuencia. En cualquier caso, lo importante, además del ahorro directo en costes y en emisiones de CO2, es la versatilidad de gestión que nos da el sistema, posibilitando el cambio de perfiles de atenuación de las luminarias, precargándolos o de modo directo e incluso programándolos por escenarios para crear distintos niveles de seguridad, por ejemplo.

Gestión sostenible del turismo

La gestión del turismo es otro de los aspectos que debemos tener en cuenta de cara a la sostenibilidad de nuestras ciudades y del planeta. Solo el transporte de una ingente cantidad de personas, 1.230,5 millones de turistas en 2017, 82 millones solo en el caso de España (casi el doble de su población) dan una idea de la magnitud. Las grandes ciudades se llevan la mayor parte del beneficio de estos turistas, pero también sus cargas en cuanto al consumo de energía, de recursos limitados como el agua, desgaste de infraestructuras, etc.

La Unión Europea ha puesto en marcha el proyecto Interreg Mediterranean, que busca extender el concepto de sostenibilidad turística más allá de la  conservación medioambiental, incluyendo además otros ámbitos como la conservación y mejora del patrimonio cultural, el desarrollo social y económico del destino y de la comunidad local, y cuenta para ello con una adecuada política de turismo sostenible apoyada en un completo sistema de conocimiento turístico en el que la tecnología es nuevamente un factor clave. Otras ciudades como Helsinki, la capital Europea de turismo inteligente de 2019, han optado por recibir turistas “virtuales”  apoyados en la creación de espacios gracias a la realidad virtual y 3D.

Edificios inteligentes

Dhiru Thadani, arquitecto indio, apunta dos peros a nivel ecológico en las ciudades pese a afirmar que son el sistema “más hábil y eficiente en el uso de recursos”: por un lado el efecto isla de calor y, por otro, la escorrentía de aguas pluviales. Sobre el segundo, el Instituto de Tecnología Cerámica de Castellón (ITC) está liderando el proyecto Life CerSuds, un sistema urbano de drenaje sostenible, gracias al cual se da salida a los materiales cerámicos de bajo valor económico a la vez que se crea un sistema filtrante de pavimentación de las calles. Así, además de ayudar a evitar las inundaciones, debidas a lluvias torrenciales aumentando las superficies permeables en las ciudades, permite el tratamiento y la reutilización del agua almacenada durante el periodo de lluvias para su aprovechamiento en los periodos de sequía.

Respecto del efecto isla de calor, uno de sus motivos tiene que ver con el calor residual generado por usos masivos de energía. La tecnología debería permitirnos equilibrar no sólo las condiciones interiores de los edificios sino las exteriores.

Podríamos seguir con múltiples ejemplos: alimentación urbana y su gran repercusión en la sostenibilidad, el transporte y la movilidad en la ciudad, etc., Lo que queda claro es que estamos ante un fenómeno con ramificaciones múltiples y con implicaciones estratégicas para el mantenimiento de las propias ciudades y de su ciudadanía.

La sostenibilidad tiene repercusión directa sobre la supervivencia humana en un sentido amplio: una mala planificación y ejecución pueden llevarnos (nos está llevando, de hecho) a un callejón sin salida, pero aplicar adecuadamente la tecnología, para que nos haga avanzar hacia un modelo viable, puede convertirse en sí misma en un medio de vida que nos dé más vida.